Cuando todo hace "clic"


Cuando visitas alguna reserva privada, los safaris suelen tener dos horarios de salida con el fin de ver la mayor cantidad de animales, una muy temprano por la mañana y una por la tarde. En medio de estas salidas, todo es tiempo libre así que en nuestra estancia en una reserva privada dentro del parque Nacional Kruger en Sudáfrica, Rocío y yo decidimos hacer una actividad "extra" que nos sugirieron hacer para no "perder" medio día, todo esto sin saber la importancia que iba a tener posteriormente en el viaje.


La actividad consistió en visitar el Hoedspruit Endangered Species Centre. Este centro se especializa en la metapoblación de guepardos y tiene como objetivo mantener y aumentar el número y la diversidad genética de la población de esta especie del sur de África. Se estima que sólo quedan alrededor de 7,000 guepardos en África, de los cuales 1,200 se encuentran en Sudáfrica, 300 a 450 en libertad y el resto en reservas. Nos contaban que su trabajo es hacer rescates, asilvestramiento y, en el mejor de los casos, liberación de los mismos pues reservas privadas y parques nacionales de Sudáfrica los buscan para reinsertar guepardos en su hábitat natural. Al liberarlos les colocan un dispositivo visible con ellos para así seguir sus movimientos, monitorear su salud y poder rastrearlos por si llega a ocurrir alguna eventualidad. Y así después de tan interesante visita nos fuimos del HESC para seguir nuestro viaje.

Hijos de la conservación


Días más tarde de la visita al centro, nos movimos de zona al Parque Nacional de Pilansberg, uno de los más grandes y más visitados de Sudáfrica sólo por detrás de Kruger.

En un día mágico y especial para mí, durante la salida vespertina del safari, nos encontramos con una familia de guepardos. Se encontraban la madre y sus cuatro crías a varios metros de distancia sobre un termitero. La madre estaba observando desde la "altura" algún animal para cazar, mientras, la juventud tomaba nota y aprendía cómo deberían hacerlo ellos en el futuro.

Estaba muy emocionado y me gustaban las fotografías pero me sentía un poco alejado de ellos. Dentro de mi equipo fotográfico tengo un telefoto 70-200mm que, para quien conoce de fotografía de naturaleza, sabe que es un lente excelente pero puede tener limitaciones en cuanto a su alcance. Para nuestra suerte, la madre se bajó del termitero y caminó hacia nuestra dirección buscando otra superficie elevada para seguir con su búsqueda. Por un instante, la perdimos entre la maleza y de pronto, apareció. Cruzó justo enfrente de nosotros y me miró fijamente unos segundos; se me erizó la piel y me quedé “frío”. La sensación que sientes al estar cara a cara con un animal así es muy difícil de describir, pero digamos que genera una reacción meramente instintiva, tu cuerpo se pone alerta y tu concentración es tal que no puedes ni articular palabras.

Quizá lo llegaste a notar en las fotografías pero al verla más de cerca, vi que traía algo particular en su cuello. Así que mientras pasaba frente a nosotros, sus cachorros corrían tras ella para alcanzarla y yo completamente cagado inmóvil sin saber a dónde y a quién mirar, el ranger nos contó que esta madre chita traía un collar de seguimiento pues había sido reinsertada con éxito unos años atrás en este Parque Nacional.


Es obvio comentarlo pero notarás que ha tenido la posibilidad de reproducirse y ahora cuenta con cuatro crías, que hasta ese momento ha logrado mantener a salvo durante varios meses, aportando al número de "ejemplares" que existen en el mundo.


Fue un momento tan especial, lleno de muchos sentimientos y en tan poco tiempo, que no me dio tiempo de realmente comprender lo que había vivido.

Había visto, de primera mano, uno de los muchos resultados de los esfuerzos de conservación que se hacen alrededor del mundo y simplemente me hizo "clic".


Los chitas son sólo uno de los muchos otros seres que habitan este planeta que se encuentran en peligro de extinción. Para mí esta serie de fotografías son la representación más evidente del poder y alcance con el que contamos para sanar y revertir de a poco, lo mucho que dañamos nuestro entorno.


Estas son fotografías que por sí solas nos cuentan una historia pero que al conocer el trasfondo, y todo lo que está detrás, nos obliga a muchísimas cosas más.

Fotografía "Pilansberg", hijos de la conservación.